En Cuba, el béisbol ha tenido un impacto duradero tanto para las Grandes Ligas como para la propia infraestructura de la isla.

 

Introducido inicialmente en la década de 1860 por académicos que regresaban después de estudiar en Estados Unidos, el béisbol se convertiría en un producto que atraería a extranjeros a la isla y al mismo tiempo fortalecería la unidad del pueblo cubano. 

 

Durante la década de 1960, el líder revolucionario y dictador Fidel Castro usó el béisbol para promover el nacionalismo cubano e impulsar la agenda revolucionaria de su régimen. La presión política sobre el béisbol provocaría el aumento de deserciones de peloteros para jugar en las Grandes Ligas.

 

Hoy, Major League Baseball ha tenido la suerte de contar con algunos de los mejores peloteros cubanos. Desde el miembro del Salón de la Fama Tony Pérez, quien dejó su trabajo en un ingenio de caña de azúcar en La Habana para firmar un contrato de ligas menores con los Rojos de Cincinnati en 1960, hasta la brillante pero trágica carrera del lanzador José Fernández de los Marlins de Miami, o el entusiasmo en nuestros días de los hermanos Gurriel, Aroldis Chapman y José Abréu, entre otros, cada uno de ellos ha jugado un papel importante en el desarrollo del béisbol en su más alto nivel.